UNA CASITA DE PÁJAROS CON HISTORIA

Érase una vez, un hombre que quería plantar un césped en un minúsculo terrenito que tenía alquilado. Compró tierra y semillas, y después de labrar todo a mano echó las semillas con mucha ilusión y cuidado. Una semana después la yerba no crecía y el pobre hombre perdió toda esperanza, sabía que la tierra era arenosa y que no había mucha posibilidad de que creciera. Se acostó en la cama desanimado, decidido a intentarlo de nuevo en primavera.

A la mañana siguiente salió a la terraza y se encontró una minúscula capa de yerba asomando por la tierra, no se lo podía creer!!!

Regó y regó y cada día la yerba crecía más. Estaba contento pero según crecía se dio cuenta de que la yerba salía más en algunas zonas que en otras. No podía ser, él se había esmerado en echar las semillas uniformemente.

No tardó en encontrar la respuesta. Una tarde sentado en la terraza escuchó el canto de un pajarito, miró y el pajarito estaba apoyado en un árbol, “¡qué bonito!” pensó. La alegría le duró muy poco cuando siguió observándolo y se percató de que el pajarito bajaba al césped y se estaba comiendo las semillas!!! El hombre cabreado salió escopetado y espanto al pájaro lo antes posible.

Se sentó en una silla a pensar, pensó en un espantapájaros, pensó en mil maneras de espantar a todos los pájaros que se acercaran a su mini césped, pero no podía hacerlo le daban pena, él adoraba los pájaros y para nada quería espantarlos.

Pensó y pensó y se acordó de un dicho popular, “si no puedes con el enemigo únete a él”. ¡La solución era hacer una casita de pájaros!, más bien un comedero de pájaros. Si los pájaros tenían hambre tendrían toda la comida que quisieran y no se comerían sus semillas, vendría a comer el alpiste que él les había dejado en la casita de pájaros. Buscó en su caseta de herramientas unas viejas tablas de madera y se puso manos a la obra.

Dos horas más tarde ya tenía casita de pájaros, los pájaros se lo agradecieron visitándolo todos los días, alegrándole con su canto pero sin comer ninguna semilla del césped.

Esta es la historia de esta casita de pájaros que ha hecho mi marido. La historia real es más o menos igual. Lo único que cambia es que la casita se la pedí yo porque me hacía ilusión y de esa formas mató dos pájaros de un tiro, por una lado los pajaritos dejaron las semillas en paz y por otro alegró el día a su mujercita… jejejee!!!

Todo esto del terreno viene porque hace un mes y medio alquilamos una parcela en un camping de las landas en Francia, con un mobil home. Es un alquiler indefinido, es decir, que mientras esté abierto el camping podemos ir siempre que queramos. No es gran cosa pero es una forma de desconectar de la rutina, una forma de tomar el aire los fines de semana a hora y media de casa.

Lo estamos poniendo “bonito” a nuestro gusto, como viene el invierno por ahora solo hemos podido poner el césped y poco más. Mi intención es poner un montón de flores de colores colgando de la terraza, pero eso tendrá que esperar a la primavera, ahora mismo no es temporada.

No sabéis lo satisfactorio que es para mí (que no tengo ni balcón en casa) poder coser en la terraza tapada con una colcha hecha por mis misma, estoy muy contenta. Además los niños se lo pasan en grande, el camping está a seis kilometros de la playa, tiene piscina y además es muy tranquilo, pueden andar en bici por todo el camping sin ningún peligro, es una maravilla.

De costura no tengo nada que enseñaros porque estoy preparando un curso que voy a dar a padres y profesores de la escuela de mis hijos. El cursillo será para aprender a hacer un bolso y un monedero con boquilla, a ver qué sale, os mantendré informadas.

Feliz semana!!